El comienzo...
- susanamartinr
- hace 3 días
- 5 Min. de lectura

Tengo 58 años. A través de mi vida han ocurrido muchas cosas en el mundo. Cuando era niña, veía la televisión en esos viejos aparatos que tenían patas y unas puertecitas plegables que ocultaban la pantalla. Mi vida transcurría entre los juegos al aire libre con los niños de mi calle, algunos programas de televisión que mi madre nos ponía en horarios muy contados, y la lectura, que en mi casa abundaba y se incentivaba siempre. El colegio, lo normal para una muchacha de clase media, aunque el bachillerato fue de rebeldía y experimentación. La universidad, la declaración de independencia, el cuestionamiento político, el descubrimiento de la sexualidad y la autoafirmación de mi individualidad. Y todo eso, hasta la temprana adultez, sin una pantalla de por medio, más que para ver uno que otro programa de televisión. Amigos de carne y hueso, actividades en lugares físico a los que había que trasladarse en vehículos de cuatro ruedas, particulares o públicos. ¿Diálogo? Sí, con la persona de frente y mirándolo a los ojos. Jamás hubiera imaginado tener amigos que nunca había tocado, sobre todo tomando en cuenta que conocía mucha gente que, aún conociéndolos en persona, no eran mis amigos...
Nunca, nunca, desde la adolescencia, tuve una fuerte necesidad de encajar. Pienso que esa característica poco común me ha facilitado enormemente las cosas y todo el tránsito para llegar hasta aquí. En mi juventud temprana tuve oportunidad de trabajar con una computadora en mi oficina, y luego compré una para mí, con el fin de hacer mi tesis de licenciatura. A partir de ahí, las computadoras han ido escalando posición en su lugar de importancia, hasta convertirse en una herramienta indispensable.
Recuerdo que en las visiones futuristas de mi juventud, le implantaban chips a las personas para tenerlas controladas; esa es una visión muy de esa época. Hoy llevamos el chip de manera externa, pero pegadito a la piel, a través de nuestros celulares inteligentes. Para muchos, el sentimiento de vacío y de imposibilidad si no andan con su celular, es muy poderoso, y eso garantiza que siempre lo tengan consigo. ¡Que manera tan brillante de totalitarismo voluntario! Y, a través de él, dejas meter en tu mente y en tu vida todos los contenidos que te quieran meter, así, sin anestesia.
Y luego, las redes sociales. El lugar de existencia preferido de millones de personas. Amigos que no son amigos, experiencias que se cuentan, no para enriquecer la visión del otro, sino para ser, para existir, para mostrar que vale la pena, aunque sea sólo un escenario de cartón. Lo privado se volvió público, y con eso, las experiencias dejaron de ser tales y pasaron a ser una simple fachada, una imagen fundada de la vida que sólo parece tener existencia real y valiosa en el encajar y en la superficialidad.
¿Cómo hace esta mujer que nunca encajó en el mundo para no ser un ermitaño al margen del mundo? ¿Cómo se hace para aprovechar las ventajas de poder comunicarte con muchas personas y transmitir tu experiencia, sin seguir un juego sin sentido que te roba tiempo y energía? ¿Cuál puede ser el diseño que permita que este "trabajo" en las redes tenga un sentido trascendente y sea un movilizador de almas que pueden enriquecerse en el intercambio de experiencias?
Hace unos meses Instagram decidió cerrar mi página. Durante mucho tiempo había hecho un trabajo importante en las redes, particularmente en esa red, para divulgar mi actividad terapéutica y para hablar de cosas que me parecían importantes para todos. Pero esa red social me "robó" mi página, y con ese robo me hizo preguntar, qué venía después. Y eso ocurre justo en un momento en el que estoy en una etapa de transición: Estoy cercana a mi mudanza al mundo rural. Estamos formando una Ecoaldea, y este año nos vamos a mudar para allá, mi esposo, Juan Alfredo, y yo. Así que el cierre de mi página es un elemento más de eso que me toca dejar atrás.
¿Y, qué viene ahora? ¿Voy a volver a empezar para tener redes sociales? ¿Y, cual es el fin de eso? ¿Tiene sentido para mí comenzar de nuevo, y en qué términos?
Todas esas preguntas son El comienzo..., como dice el título de esta primera entrada en mi blog.
Hay varias cosas que entendí después de que cerraron mi página: las redes nunca son tuyas, así que es importante para mí buscar un espacio que no me puedan robar. Ese es el primer objetivo de este blog.
Esta mudanza al campo es un hecho trascendental en mi vida, y estoy segura que muchas personas han pensado o anhelan regresar a la naturaleza y a una vida más pegada a la tierra y a actividades más sencillas, así como las hacían nuestros tatarabuelos. Ese es el segundo objetivo de este blog.
Hacer esta mudanza a mi edad, y mostrar que no importa la edad que tienes, pues nunca es tarde para hacerlo, es mi tercer objetivo. Y aquí recuerdo lo que me regaló la historia de Leny Riefenstahl, cineasta y fotógrafa alemana, que a los 90 años aprendió a bucear para dedicarse a la fotografía subacuática, ganando la distinción de ser uno de los buceadores de mayor edad del mundo.
El contacto con personas que estén interesadas en este nuevo modelo de vida, o con personas que ya están haciendo la transición, o con personas que ya lo hicieron y tienen experiencia en ello, es el cuarto objetivo de este blog. Siempre nutre el intercambio de ideas y el acompañamiento de personas afines. Y no es que las personas que no son afines no enriquezca, al contrario, pero en este caso, es importante que los que tenemos una visión similar nos podamos juntar para intercambiar ideas y experiencias que nos puedan ayudar en el trayecto.
Contar lo que vivo me ayuda a ordenar mis ideas, a encontrar sentidos que incluso no había mirado, a desterrar otros que parecían obvios pero que no son reales, a que el significado de lo que ocurre dentro de mí se exprese, dándome claridad. Ese es el quinto objetivo de este blog. Así que no te extrañes si a veces me digo y me desdigo. Aquí quiero ser espontánea, expresarme en libertad, no desde la que enseña, sino desde la que vive una cantidad de experiencias, dudas, imaginaciones, sueños, contradicciones, en fin, de la que experimenta lo que está pasando, sin necesidad de que la visión entregada sea acabada. Nada permanece, así que supongo que esto tampoco lo hará...
Por último, me encanta escribir, no es una actividad que me pese, para nada, así que esta tarea me da la oportunidad de hacer eso que tanto me gusta. Y ese es el sexto objetivo de este blog.
Sé que hacer textos largos no está de moda. Que cualquiera que imagine que estas páginas tengan "éxito", me recomendará ser breve, escribir poco. Si te aburren los textos largos, este no es un sitio para ti. No tengo interés en hacer lo que se supone me conviene para prosperar en el mundo digital, quiero hacer lo que siento, y llegarle a los que lo puedan disfrutar, aunque sean muy poquitos... Si llegaste hasta aquí, tu eres uno de ellos. Bienvenido a mi blog que es un pedacito de mi alma...

Comments